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Desde
su concepción original El
Silencio ha sido planificado
y desarrollado con el propósito de brindar un lugar natural,
un refugio del mundanal ruido, libre de la contaminación
y en íntimo contacto con la naturaleza, especialmente
dirigido a practicantes y buscadores espirituales o personas
que deseen profundizar en sus prácticas de yoga, meditación,
introspección, estudio o también para quienes
quieran o necesiten un proceso de auto sanación, liberándose
del estrés diario en una atmosfera que permita una relajación
profunda y recarga de energía o “prana”.
Desde la antigüedad, los yoguis
han buscado lugares propicios para practicar, en medio de
la naturaleza, en general en los bosques o montañas.
Lugares donde las distracciones externas y preocupaciones
sean mínimas, donde la mente pueda entrar más
fácilmente en un estado de paz y profundidad en la
meditación.
Para eso ofrecemos tanto cursos introductorios
como de profundización para practicantes avanzados
y tanto retiros organizados para pequeños grupos, como
también el espacio y guía personal para alguien
que quiera profundizar en su propia práctica individual.
Si bien la práctica de yoga o
disciplinas espirituales similares en la ciudad, en medio
de la vida activa y de servicio es muy útil e importante,
hay en general momentos del año o períodos
de la vida donde el practicante siente una necesidad de profundizar
hacia el silencio interior, hacia experiencias meditativas
más profundas. Una necesidad de “desenchufar”
la mente y los sentidos del mundo externo para sumergirse
mas profundamente en el Ser Divino interior. Ya que no es
fácil encontrar un lugar así, hemos tenido la
visión de crearlo y proveerlo, para el beneficio de
tales buscadores.
Y cuando una persona encuentra esa paz
en si mismo, luego se transforma en un faro de luz y paz para
miles de otras personas, beneficiando de esta manera a la
humanidad y al planeta entero
Durante los pasados milenios el ser humano
y la llamada “civilización” se ha enfocado
en el crecimiento material y tecnológico, social, militar,
cultural y en desarrollar el control sobre la naturaleza.
Tal deseo lo ha llevado a una situación donde la naturaleza
está siendo grave y peligrosamente destruida. La grandes
ciudades pueden compararse a un cáncer para la tierra
y para el propio ser humano, con una vida totalmente artificial,
aislada de los elementos de la naturaleza, donde la violencia,
sentido de competencia y el miedo predominan. Ya no se sabe
que hacer con la enorme y masiva producción de basura
y desperdicios humanos y tecnológicos. Estamos, cada
vez más, llenando nuestra vida, nuestros cuerpos y
nuestras mentes con la basura que nosotros mismos producimos
y hasta las cárceles están ya repletas y desbordando
su capacidad.
Todo esto indica que hay obviamente algo en esa “civilización”
que no funciona!
Por todo esto, es hora de volver
a una vida simple, conectarnos con la naturaleza, apreciar
y preservar lo que queda de ella antes que sea tarde. Es hora
de dejar de perseguir la ilusión de la felicidad en
los objetos externos. Es hora de encontrarla en el silencio
interior.
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